miércoles, 18 de junio de 2008

Literatura Argentina GUILLERMO SACCOMANO (1948)


La vida cotidiana de Guillermo Saccomanno transita entre dos geografías diferentes, su pequeño departamento en el barrio de Retiro en Buenos Aires y su casa junto al mar: “El mar significa amplitud, es lo más parecido a una inmensa página en blanco. Sin embargo yo no me meto mar adentro. Prefiero la orilla, el borde, el límite, porque creo que es el espacio intelectual donde siempre se mueve el escritor”. Y así recaló en ese paisaje de médanos y vientos sibilantes de Villa Gesell donde escribió en quince años sus últimos cinco libros y además ”la distancia me salvó, me ayudó a desintoxicarme”, aclara, a pesar que viaja seguido a Buenos Aires para coordinar sus talleres y colaborar con el diario Página/12.
Los grandes escritores, siempre, dieron cuenta de su época y Guillermo Saccomanno es una de las voces más ecuánimes e inteligentes de nuestra narrativa. Nacido en 1948 en Buenos Aires - en el límite entre Floresta y Mataderos -, en un barrio de calles de tierra del Bajo Flores, con un padre socialista y antiperonista en 1955, pero que había estado en la Plaza de Mayo el 17 de Octubre de 1945 y una madre amante de Evita, que leía todo el tiempo La razón de mi vida. En esa conjunción, él, de sólo 15 años leyendo ávidamente El juguete rabioso de Roberto Arlt. “El juguete... lo leí en un galpón en el fondo de casa, una tarde de verano de calor terrible, entre las tres y las siete de la tarde. Si a los 15 años te pega Arlt, te va a seguir pegando toda la vida”, aclara, compartiendo más adelante este amor con la literatura rusa y norteamericana.
La generación de los ’70: diezmada, destruida, sometida
La suya es una literatura que muestra fuertes vinculaciones con el realismo y se centraliza además en una memoria que muchas veces, es tan infiel con la realidad.Guillermo Saccomanno, juntamente a Andrés Rivera, Osvaldo Soriano, y Antonio Dal Masetto, se cuentan entre los narradores de la literatura argentina de las últimas décadas que han hecho de la memoria material sus ficciones y han reflexionado en ellas sobre lo que significa recordar para hacer del recuerdo una literatura de ficción.Fue creativo publicitario y uno de los guionistas de historietas más renombrados, antes de volcarse por completo a la literatura. Entre sus libros se destacan Situación de peligro (1986), Roberto y Eva. Historias de un amor Argentino (1989), Bajo bandera (1991), Animales domésticos (1994), La indiferencia del mundo (1994), El buen dolor (1999), La lengua de malón (2003) y, recientemente, El amor argentino (2004).
Obtuvo el Primero y Segundo Premio Municipal de Cuento, el Premio Crisis de Narrativa Latinoamericana y el Premio Club de los XIII. Sus relatos fueron llevados al cine (Bajo bandera, entre otros, con dirección de Juan José Jusid), traducidos a distintos idiomas y reunidos en varias antologías.

El buen dolor
Es la novela donde el escritor “revisó” algunas experiencias familiares, relatando la relación conflictiva de un hijo con su padre, ese padre que será el protagonista. Es una novela corta, construida por tres textos en el borde, en la orilla, en el confín entre autobiografía y ficción. “La única manera de contar la historia colectiva…”.
El padre de Guillermo Saccomanno también quería, como el hijo, ser escritor. Pero no era escritor, era sastre. Antes de ser sastre había sido trabajador en el puerto. Leía a Zola y estaba empeñado en escribir la gran novela realista de sus compañeros portuarios. Su problema era ser pobre, vivir con una tiránica abuela enferma, en una Argentina de los años cincuenta donde no era bueno ser socialista y menos negarse a afiliarse al peronismo, viviendo en un suburbio clase media baja de Buenos Aires.... El hijo también quería ser escritor, pero no leía Zola: el hijo leía Henry Miller, Faulkner, Pasolini...
El buen dolor vuelve a esa época de enfermedades y dolores, y narra la convalecencia y la muerte de su padre. De a poco va armando esos recuerdos, con enfrentamientos disfrazados de discusiones literarias o políticas. Rivales, padre e hijo tratan cada uno de subsistir, a pesar de la derrota, a pesar de la vejez.
Saccomanno narra con prosa seca. Alterna la primera persona confesional con la tercera distante. Se envuelve en sí mismo y se habla a sí, a ese hijo que no puede soportar la decadencia de un cuerpo amado y odiado al mismo tiempo, al que no le tiembla la mano al hablar de repulsión.

La lengua de lo prohibido
Sus obras guardan casi una secuencia, por lo que no podemos comprender la última si no indagamos en las anteriores, sobre todo a partir de La lengua del malón del año 2003.
El escritor nos dice: “Para hablar de los ´70 como quería, me tenía que remontar al ’55. Para poder explicarme la violencia de los sesenta, tuve que retroceder al peronismo, porque es el momento donde la clase trabajadora adquiere un nivel de prosperidad y nivel universitario. Todas las reivindicaciones de la clase trabajadora caen en el ´55 y esto explica que la clase media, o los jóvenes de clase media que pertenecían a familias gorilas, se vuelquen al movimiento peronista”.
“La lengua del malón es tu lengua. Es la mía. Es lo prohibido. Es la violencia de una pasión”, le dice Lía a Delia en una noche de lluvia que puede ser la última. Con esa frase, puesta en boca de uno de sus personajes, define el escritor argentino Guillermo Saccomanno su novela.
La obra narra la historia de Lía quién, además de periodista de La Nación y poeta, es judía, de izquierda y lesbiana. Delia, su amante, es escritora y lucha por conservar las formas como mujer de un capitán golpista de la Marina. El profesor Gómez también padece una combinación explosiva: es cabecita negra, peronista, devoto de la literatura inglesa y homosexual. Todo demasiado mal para la Buenos Aires de 1955, que se convulsiona entre Perón, la izquierda, los bombardeos a Plaza de Mayo del 16 de junio, los militares golpistas y la fuerza de sus intelectuales.
El joven Gómez fue testigo del amor de sus dos amigas, ilícito y sin freno. En esos tiempos de gobierno popular, conquistas sociales y persecuciones, que culminaron con el bombardeo, Delia escribió una novela que permaneció oculta hasta hoy.Ahora septuagenario, el profesor va a contar la historia de ese texto y también la vehemencia y represión que marcaron a su autora. Porque escrita bajo el influjo del amor que no se puede nombrar, la narración de Delia es doblemente maldita. Lo es por su carácter inconcluso y por la pasión subversiva que indaga: la de un indio y su cautiva.
“Lo que intenté aquí es hacer un recorrido de la historia de nuestra literatura. Que estas personas tengan una conducta totalmente outsider en la medida en que eligen lo otro, es decir, no sólo en términos de elección sexual sino que además vivan desgarrados por la relación de la literatura con la realidad, la relación de la literatura con el poder, es una clave, como el peronismo. Que los personajes sean todos provincianos también es clave. Provienen del interior, de la barbarie.”
El recorrido por la historia literaria ratifica que la literatura está ligada a la violencia, no sólo a la violencia en términos de un asesinato. Violencia es también cuestionamiento de los géneros, no aceptar lo diferente. Por ello, La lengua del Malón, reconstruye el pasado peronista para entender por qué hoy estamos como estamos.
La idea original de la novela, era la historia de una hija de desaparecidos que parte al sur en busca de sus orígenes. Pero la crónica le ganaba a la ficción, apareciendo entonces Gómez, el personaje que luego seguiría siendo el central en El amor Argentino “ahora que descubrí la voz de Gómez, no lo voy abandonar”, explica Saccomanno.

El amor argentino
Hacia 1989 había publicado Roberto y Eva. Historias de un amor Argentino; transcurrieron muchos años y cambios en la sociedad para que el escritor nos sorprenda en el 2004 con: El amor argentino.
La historia transcurre en 1959, donde Gómez el mismo profesor testigo de un amor prohibido en la lengua del malón, simpatizante peronista pero además, enamorado de un obrero de la carne y “cabecita negra”, observa impávido los tanques y la toma del frigorífico Lisandro de la Torre.
Y él, mirando todo aquello desde la marginalidad, desde la periferia, desde el “borde”, desde su realidad sin cambios posibles, busca una evasión para tanta incomprensión lanzándose a la carrera de investigar el supuesto romance de Roberto y Eva.
Roberto Arlt, el inventor de cosas inútiles, más adelante periodista locuaz de las aguafuertes porteñas y Eva Perón, la joven soñadora de un destino de heroína que se convertirá con el tiempo en la mujer del Presidente.
Dos seres como él, en esos tiempos marginales; angustiados por su porvenir, arañando las posibilidades de pertenecer a una clase social que los desprenda de su realidad angustiante.
Y sobre ellos, en el transcurso de la novela un astrólogo profetizando una masacre. Un personaje que se parece al astrólogo de Los siete locos de Arlt y tiene un rol preponderante en la vida de los personajes.
Saccomanno explica que una noche de 1bohemia en la avenida de Mayo en Buenos Aires, Roberto Arlt y Eva Duarte se llegaron a conocer, por ello en la novela retoma “ese posible encuentro” con Arlt entrando a un bar y puteando por la ubicación de la estatua de Florencio Sánchez y en un gesto nervioso vuelca sin querer el capuchino sobre la falda de Eva. Ella va al baño, vuelve tosiendo y dice: “Esta tos me va a matar”.Casualmente, Evita y Roberto mueren el mismo día con diez años de diferencia: Eva en el ‘52 y Arlt en el ‘42.
El amor argentino forma parte de un proyecto integral conformado también por La lengua del malón y una tercera novela que tendrá como protagonista a una chica nacida en cautiverio durante la dictadura de 1976. La idea es hacer una lectura política desde la literatura pero sin perder el interés por lo narrativo. “Me interesa hurgar en la violencia que está implícita en nuestra narrativa: si La lengua del malón intentaba releer e invertir el mito de La cautiva de Esteban Echeverría, acá Facundo intento trabajar sobre El matadero y en la novela que completa la trilogía me voy a dedicar al Facundo de Sarmiento, un texto clave para entender la violencia de los ‘70”.

Literatura Argentina y realidad política
Apartir de la democracia, la literatura comenzó a vivir un período rico en temas, que la dictadura del año 1976 al año 1983 se había encargado de desbastar produciendo un corte: libros quemados, escritores desaparecidos, vidas truncadas e irrecuperables… pero siempre, ella, la literatura, con el gran poder de modificar la historia.
Ante esto, Saccomanno dice: “En la medida en que un texto puede cambiar a un lector, y esto es demasiado pedir, su función, el abrir nuevas expectativas, ya está”.A inicios de los ´80, el escritor expuso una hipótesis acerca de la relación entre la producción literaria que había en ese momento y la realidad política, reflexionando que comenzaba un auge de los libros de investigación periodística porque la literatura había abandonado sus referencias.
El escritor aclara que en esa época había “un gran vaciamiento cultural: la academia alfonsinista, alegremente, se lanzó a deconstruir lo que estaba destruido. Los llamados libros de investigación periodística, ocuparon, a su manera, ese lugar de lo referencial (…). Los grandes escritores, siempre, de la forma que sea, no necesariamente directa y transparente, dieron cuenta de su época. Además, hay que remarcar, en relación con aquel auge de los libros de investigación, el inmenso deterioro institucional.Este fue el país del punto final, de la obediencia debida y de los indultos. En ese contexto es que el periodismo pasó a hacer las veces, de manera limitada e ilusoria, de fiscal”.
Si recordamos algunos libros de aquellos años, encontramos: Recuerdo de la muerte de Miguel Bonasso; La novela de Perón, de Tomás Eloy Martínez; La revolución es un sueño eterno, de Andrés Rivera; Cuarteles de invierno, de Osvaldo Soriano. Todos ellos narradores fogueados, escritores comprometidos, quienes aportaban en cada una de sus obras, interrogantes sobre quiénes somos, la sociedad en que vivimos y el Estado actual.
“La literatura escrita durante las décadas del 80 y 90 por autores ligados a la vida cultural, política y social de los años 60 y 70 forma parte de la recuperación de una memoria generacional desde la perspectiva de una clase media intelectualizada”, expresa el escritor, pero a partir del menemismo y luego con la Alianza, “las carreras de letras, desideologizadas, se encargaron de formar técnicos. Gente que en muchos casos se inserta en los medios, en sus suplementos literarios; o en las editoriales, como asesores. Gente vinculada, en última instancia, a la formación del gusto masivo, a las modas. Ideología, al fin y al cabo.”
La propuesta de Guillermo Saccomanno, radica en el poder de sugerir que tiene al escribir en los “bordes del realismo”, además de dejar en sus obras y, sobre todo en los paratextos - títulos, epígrafes - las pistas para interpretar sus novelas y cuentos con breves indicaciones, como faros para que nosotros, los lectores, sigamos explorando hacia la dirección señalada.

1 comentario:

Anónimo dijo...
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