Juan L Ortiz
Por Patricia Calabrese
“Juanele”, sobrenombre familiar con el que se identifica al poeta Juan Laurentino Ortiz, nació en 1896, en Puerto Ruiz, población cercana a Gualeguay. Publicó en 1912 sus primeros poemas. En 1923, comenzó a seleccionar los textos que conformarían su primera obra poética, publicada en 1933, El agua y la noche, a ésta le seguirían, entre 1937 y 1958, El alba sube..., El ángel inclinado, La rama hacia el este, El álamo y el viento, El aire conmovido, La mano infinita, La brisa perfumada, El alma y las colinas y De las raíces y del cielo. Todos son libros publicados por el autor y en tiradas de pocos ejemplares; su poesía llegará a las librerías en 1970 cuando la Biblioteca Vigil de Rosario lance los tres tomos de En el aura del sauce que incluye los diez libros anteriores y tres más inéditos: El junco y la corriente, El Gualeguay y La orilla que se abisma. Salvo los pocos viajes al exterior, uno juvenil a Marsella en un barco de carga y otro de dos meses por China y Europa Oriental, y las visitas a Buenos Aires y a Santa Fe, vivió en Entre Ríos. Sus poemas cantan y recrean la naturaleza y el paisaje de su provincia natal, muestran la infatigable variación y búsqueda de su poética. El reconocimiento que su trabajo tuvo hacia los años ’70 se vio alterado por la quema de ejemplares que realizó en la editorial el régimen militar de 1976. Su producción permaneció casi en la oscuridad hasta que la Universidad Nacional del Litoral publicó su Obra completa, enriquecida con poemas no incluidos en En el aura del sauce y con artículos y comentarios, aparecidos en diarios, revistas, y cartas. Dice Juan José Saer en “Juan” (1) que, a partir de los años 1950, tanto él como las nuevas generaciones de poetas comenzaron a visitar al poeta en una especie de “ritual iniciático” y que esa tendencia relativiza la supuesta marginalidad en la que, a veces, se lo ha incluido ya que su poética, entonces, más bien se ubicaba en el centro de la actividad literaria de la Argentina de esos años, y que, precisamente, “por su marginalidad de esas instancias – y sólo de ésas – la obra de Juan, así como la de Girondo o la de Macedonio Fernández, se vuelve síntoma, pero también faro y emblema – nudo invicto de labor desinteresada y de una libertad de pensamiento y de escritura que pone en su lugar, es decir, en el campo de lo inesencial, con perspicacia soberana, manejos, dividendos y consignas.” Añade el novelista santafecino que “Para la poesía de Juan el paisaje es enigma y belleza, pretexto para preguntas y no para exclamaciones, fragmento del cosmos por el que la palabra avanza sutil y delicada, adivinando en cada rastro o vestigio, aun en los más diminutos, la gracia misteriosa de la materia.” Con el deseo de transmitir cómo la escritura de Juan trabaja en la contemplación, el goce y el dolor, se distribuye en la página y construye la percepción y la reflexión estéticas, seleccionamos algunos pocos poemas.
(1) Saer, Juan José, El concepto de ficción, Buenos Aires, Grupo Editorial Planeta, 1997.
Libros de poesía
En El aura del sauce, publicado por la Universidad Autónoma de Puebla en 1987, se incluyen poemas de los siguientes libros:
El agua y la noche, 1924-1932
El alba sube...,1933-1936
El ángel inclinado, 1938
La rama hacia el este, 1940
El álamo y el viento, 1947
El aire conmovido, 1949
La mano infinita, 1951
La brisa profunda, 1954
El alma y las colinas, 1956
De las raíces y del cielo, 1958
El junco y la corriente
La orilla que se abisma
El alba sube...,1933-1936
El ángel inclinado, 1938
La rama hacia el este, 1940
El álamo y el viento, 1947
El aire conmovido, 1949
La mano infinita, 1951
La brisa profunda, 1954
El alma y las colinas, 1956
De las raíces y del cielo, 1958
El junco y la corriente
La orilla que se abisma
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